Personas mayores y su participación en el Programa de Educación y Promoción de la Salud: cambios producidos en sus representaciones del envejecer
Resumen
Durante muchos años la educación fue sólo pensada como una actividad
centrada en los niños con el fin de prepararlos para la ciudadanía y la
socialización. Mientras que la formación de jóvenes estaba dirigida al
desarrollo en el mercado laboral o a la inserción en la Universidad.
Frente al fenómeno del envejecimiento de las sociedades, tanto en
nuestro en país como así también en varios países del mundo surgió en
las últimas décadas la educación para las personas mayores, la que se
desplegó bajo la forma de áreas de estudio y práctica, y cuyo desarrollo
continúa hasta la actualidad.
Hablar de educación de mayores implica desmentir el prejuicio de
que “los viejos se las saben todas” o “para qué estudiar a esta altura
de la vida”. El aprendizaje es un proceso que se da durante toda
la vida. Esto permite pensar en un ser inacabado, en un sujeto en
construcción, capaz de llevar a cabo proyectos y encontrándose en
la búsqueda de sí, al ser él mismo proyecto, en el intento de hallar un
nuevo sentido para el futuro.
La educación de mayores se ofrece como un escenario real donde los
sujetos pueden llevar a cabo sus necesidades y capacidades; les es
posible reencontrarse con el conocimiento, explorar y entusiasmarse
por incursionar en lo nuevo, en lo desconocido, y eso les genera a su
vez una mayor confianza en sí mismos, una mayor libertad. A esto se
añade la función de la educación en cuanto permite apropiarse de la
cultura de este tiempo.