Consumo de alimentos cardioprotectores en niños de 2 a 12 años, hijos de profesionales en nutrición

Abstract

Introducción: numerosos estudios exponen la influencia de las creencias y conocimientos de los padres en la alimentación de los niños; un factor primordial para la prevención de enfermedades cardiovasculares, principal causa de muerte en el mundo; pero existen poca evidencia sobre la influencia de los conocimiento académicos de los profesionales en nutrición en la alimentación de sus hijos. Objetivo: evaluar el consumo de alimentos cardioprotectores, el motivo de la elección de su consumo y la realización de actividad física de niños de 2 a 12 años, hijos de profesionales en nutrición del Gran Buenos Aires (G.B.A) y Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C.A.B.A) según las recomendaciones de la American Heart Association (A.H.A.). Material y métodos: se realizó un estudio de tipo descriptivo transversal. Se realizaron encuestas alimentarias cerradas sobre la alimentación de 49 niños a sus madres licenciadas en nutrición. Resultados: según las recomendaciones de la A.H.A., se observó un consumo suficiente en la mayoría de la población infantil de 2 a 12 años para los grupos de lácteos (84%), carnes (76%), cereales (67%) y frutas (53%), sin embargo, la franja etaria de 9 a 12 años presentó un consumo insuficiente de este último grupo. Con respecto al grupo de vegetales el resultado fue insuficiente para el 55% de la población. Se observó un consumo adecuado de la calidad lipídica de carne vacuna y de ave. El tipo de aceite consumido fue adecuado en la mayoría de la población al igual que la frecuencia de consumo para legumbres y alimentos fuente de grasas saturadas y que la utilización de ClNa en la mesa. Contrariamente a la cantidad consumida del grupo de los lácteos y cereales se observó un consumo inadecuado en la calidad de los mismos (mayor consumo de lácteos enteros y cereales refinados). La frecuencia de consumo de pescados, dulces y frituras observadas fueron inadecuadas. Los motivos principalmente expresados por las madres en la elección de determinados grupos de alimentos fueron el valor nutricional y la aceptación de los mismos por parte de sus hijos. Se observó además, que el ejercicio fue insuficiente en base a las recomendaciones mencionadas, y a su vez el tiempo dedicado por los niños frente a las pantallas de artefactos tecnológicos fue inadecuado. Conclusión: según lo observado en este trabajo los conocimientos académicos y profesionales de las madres no influyen en la prevención del desarrollo de los factores de riesgo cardiovasculares de sus hijos según las directrices de la American Heart Association sobre el consumo de alimentos cardioprotectores y hábitos saludables en la población pediátrica.