Consumo de azúcares refinados y grasas saturadas en adolescentes
Fecha
2013-08Autor
Muracciole Apdelgarim, Mariano Esteban
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Mostrar el registro completo del ítemResumen
Los hábitos alimenticios han empeorado con el pasar del tiempo. Las sociedades industrializadas parecen distinguirse porque las personas comen más de lo necesario o más de lo que exigiría su salud. El empeoramiento se concreta en un consumo excesivo de azucares refinados y grasas, obteniendo como resultantes una población infanto-juvenil con sobrepeso-obesidad. Es por eso que hay que tener particular atención en la infancia y en la adolescencia para no padecerlo en un futuro no muy lejano. Los patrones de ingesta dietética durante la infancia y la adolescencia pueden predecir la aparición de obesidad y enfermedad cardiovascular en la edad adulta. Según recomendaciones de comités de expertos las grasas no deberían superar el 30% de la energía y los alimentos ricos en grasas y azúcares deberían consumirse con baja frecuencia. El presente trabajo de investigación estudió el consumo de Azúcares Refinados y Grasas Saturadas en la alimentación diaria de los adolescentes (100 casos de adolescentes: 50 masculinos y 50 femeninos) que tienen entre 14-15 años de edad y que cursan el 3er año en el Colegio Nacional “Rafael Hernández” (UNLP - Argentina), arrojando el siguiente resultado: 76% de la población en estudio consume Azúcares Refinados (AR) más de lo recomendado, y con el 88% de esta población ocurre lo mismo pero con la ingesta de Grasas Saturadas (GS). Además, el 28% de la población en estudio tiene Sobrepeso-Obesidad (IMC/E). La correspondencia de ingesta de AR-GS tiene una relación de 2,5grs-1grs. Los alimentos más representativos de AR y GS en la ingesta habitual de la población en estudio son: leche entera, manteca, facturas, galletitas, alfajores, papas fritas, carne (asado, “churrasco” y milanesa), salchichas, pizza, empanadas (carne, pollo, jamón y queso), tartas (jamón y queso), pebetes de jamón y queso, helados de crema, golosinas con chocolate (alfajores, conitos de dulce de leche, chocolates y maní con chocolate), salsas con crema, gaseosas, jugos comerciales, caramelos masticables y, sobre todo, azúcar blanca de mesa